miércoles, 8 de agosto de 2012

El robo en el taller y el programa electoral

Vamos a hacer un ejercicio de imaginación:

Un día, según voy por la calle, veo un taller automovilístico en el que anuncian lo siguiente: "revisión completa del vehículo, cambio de pastillas de freno, cambio de limpiaparabrisas, cambio de bujías, cambio de aceite, reposición de todos los niveles y limpieza interior". Todo ello por 20 euros.

Como resulta que a mi coche le vendría bien todo eso y el precio me parece muy económico, llevo el coche al taller. Pero cuando lo voy a recoger me dicen que tengo que pagar 500 euros, pero que no me han hecho lo que decía el anuncio. En lugar de eso me han quitado la rueda de repuesto, las alfombrillas y la radio. La disculpa es que la situación está muy mal y que algo tienen que hacer para mantener el negocio.

Lógicamente, me sentiría engañado y esperaría que la justicia se pusiese de mi lado, pues la publicidad tiene validez como contrato. A nadie se le pasaría por la cabeza pensar que la ley iba a permitir semejante desfachatez.

Y, sin embargo, sí la permite.

Ahora ya no tenemos que imaginar nada. Simplemente tenemos que leer el programa electoral del PP en las últimas elecciones generales. En realidad, ni siquiera hace falta leerlo, ya que el propio presidente lo reconoce. Más o menos viene a decir lo mismo que el del taller imaginario: "que la situación está muy mal y que algo tienen que hacer para mantener el negocio".

Y, al parecer, la ley se lo permite. Yo creo que el poder judicial debería actuar de oficio contra este engaño, este incumplimiento de contrato. No puede ser que cualquier partido político llegue al poder con unas promesas y, a pesar de no cumplirlas, tenga la desfachatez de mantenerse al frente del país. Las elecciones no son una carta blanca para que el vencedor haga y deshaga lo que le parezca. No votamos a los candidatos en base a su cara bonita, sino en base a un programa, a una oferta que nos hacen a los ciudadanos. Si no la pueden cumplir, deberían cesar de forma inmediata, en cuanto sean conscientes de ello.

Ahora salen con la disculpa de que no conocían bien la situación y por eso prometieron cosas que luego han visto que no podían llevar adelante.

En las subastas públicas existe una figura que se llama "baja temeraria". No soy experto en el tema, pero por lo que conozco viene a ser algo así como presentar ofertas difíciles de cumplir con el único fin de hacerse con el trabajo, aun a sabiendas de que se va a hacer de una forma deficiente. Yo creo que eso mismo está pasando en nuestra clase política y, si no se toman medidas para evitarlo, nos vamos a encontrar con que va a ser imposible saber si lo que nos están ofreciendo en campaña tiene algún viso de convertirse en realidad o simplemente es una trampa para incautos.

El objetivo de este blog es descubrir los fallos del sistema y proponer cambios. Seguro que somos muchos los que queremos sanear esta democracia, que cada día está más putrefacta. Yo voy a aportar mis ideas, y abro estas páginas a todas las ideas que vayan en el mismo camino.

Y como primera idea, propongo una ley por medio de la cual los partidos que se presenten a las elecciones tengan que certificar su programa electoral y estén obligados a cumplirlo. En la propia ley se deberían establecer duras sanciones en los casos de incumplimiento. Y, por supuesto, la obligación de cesar en el ejercicio del cargo.

Lo anterior no tiene mayor problema cuando un partido alcanza la mayoría absoluta, como sucede actualmente: o cumple o no cumple (como sucede actualmente). El problema viene cuando se forman gobiernos de coalición, en los que es necesario pactar. Supongo que habrá otras ideas, pero a mí se me ocurre que el resultado del pacto se someta a referéndum. Sería una forma de que el pueblo soberano participe de ese toma y daca y dé el visto bueno final.

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