sábado, 1 de diciembre de 2012

La banda de Rajoy roba a los pensionistas

En un ejercicio de cinismo y abuso de poder, Rajoy acaba de robar parte de su pensión a los jubilados. Con total descaro, Fátima Báñez se atreve a decir que "vamos a pedir la colaboración de nuestros mayores", cuando lo que han hecho es abrirles el bolsillo y quitarles parte de sus, en general, escasos emolumentos.

Hay que dejar claro que la pensión no es un regalo. Durante muchos años, los trabajadores van aportando un dinero. Lo lógico sería que ese dinero quede en un fondo intocable por parte de las autoridades y generando los correspondientes intereses para que, alcanzada la jubilación, el pensionista pueda seguir teniendo unos ingresos.

Es el mecanismo de los fondos de pensiones o de las entidades de previsión social voluntaria que existen en muchos países. En estos casos, son organizaciones ajenas al gobierno las que gestionan ese dinero. Por supuesto, el mecanismo es algo más complejo: parte del dinero se destina a una especie de seguro para cubrir pensiones adelantadas (invalidez...) y la pensión se calcula en función de la esperanza de vida. Es decir que los más longevos se compensan con los que fallecen antes.

Pero, a lo que vamos, es que es un dinero propiedad de quienes lo aportan. Y sería impensable que el gobierno meta mano a ese dinero que no es suyo.

En nuestro caso, como todo está más difuminado, pretenden hacernos creer que es una especie de caridad y el gobierno puede hacer y deshacer según le convenga. Y no es así. No subir el importe que corresponde a las pensiones es simple y llanamente un robo. Y es un robo a las personas más desprotegidas. La situación es aún más grave, si tenemos en cuenta que mientras el gobierno roba con una mano el dinero de los pensionistas, con otra mano se muestra generoso con la banca o la iglesia, por poner dos ejemplos. Es la clásica situación del que invita con dinero ajeno. ¡Qué bien hemos quedado! ¡Hemos rescatado a los bancos! ¡Estamos manteniendo a la Iglesia!

En justicia, parte de esos bancos y parte de las iglesias pertenecen ahora a los pensionistas. Algún juez debería, de oficio, tramitarlo. No se puede consentir que un gobierno robe descaradamente a millones de personas con el beneplácito de la justicia. Porque a estas alturas lo más grave no es que el gobierno haya mentido. Lo de que no iba a tocar las pensiones es su enésima mentira. Lo más grave es que se han convertido, además, en una banda de delincuentes.