viernes, 18 de enero de 2013

Todos a la cárcel

El título de esta película de Berlanga es lo primero que me viene a la cabeza estos últimos días, cada vez que veo los informativos.

Hoy no me resisto a escribirlo, a dejar constancia de mi indignación. Según escucho, el popular Bárcenas (popular sobre todo entre los que recibían sus sobres cada mes), repartía dinero a mansalva entre altos cargos de su partido. Cantidades que oscilaban entre 5.000 y 15.000 euros al mes (dicen que esta última cifra sólo la recibía una persona; me vienen varios nombres a la cabeza, pero por el momento, prefiero que sigan ahí).

Ahora todos sus compañeros de partido niegan ser parte de ese latrocinio, de ese reparto que, según se dice, provenía de las comisiones ilegales que se cobraban por adjudicaciones de obras y servicios públicos y  que luego Bárcenas repartía según un criterio ignoto para quien esto escribe pero que me permito sospechar que no sería el propio tesorero el que decidiese el reparto, sino alguien que estuviese por encima suyo en el escalafón del partido.

Es curioso también que Bárcenas, del que ahora muchos reniegan y dicen que hace dos años que no ocupa ya ese puesto, tenga un despacho en la sede de Génova del PP, en el que guarda una documentación que, dicen, es suya y del partido. Y también es curioso que nadie haya ordenado precintar ese despacho para evitar que esa documentación desaparezca, por si alguno de los papeles pudiera incriminar a alguien.

Al principio hacía referencia a "Todos a la cárcel". Pero es que también desconfío de ese título, al enterarme de que la gran mayoría de los indultos que ha promulgado el gobierno en los últimos años han sido a acusados por delitos cuyas víctimas hemos sido todos, es decir, prevaricaciones fundamentalmente. Bueno, hay excepciones, como la reciente del conductor suicida al que se ha indultado y en el que se da la casualidad de que su abogado defensor es compañero del despacho del hijo del ministro de Justicia. La dureza del rostro del ministro llega al punto de que el propio ministro de Interior se haya sentido molesto con el insulto (perdón, el indulto). Espero que, por lo menos, a este indultado no le den también un sueldo de la Administración como en el caso de Carromero.